Confluencias culturales en el folklore argentino, Augusto Raúl Cortázar.
El pueblo y su cultura en la doctrina folklórica
"Elabora el pueblo su típica cultura con lento ritmo de
siglos . . . Los modos de transmisión de sus elementos culturales no son
la escritura y el libro, sino la palabra y el ejemplo. El pueblo sabe lo
que ha oído en su casa y en su aldea, a los ancianos y a los amigos; el
pueblo hace como ha visto hacer en el rancho y en el campo, en los
caminos de su tierra apampada, en las picadas de sus montes o en los
senderos de sus cerros tutelares. Lo que el pueblo transmite de boca
en boca y de generación en generación, cuanto se elabora y se imita
en su seno, debe estar encarnado en su vida, tener una profunda raíz
para existir.
Nada superfluo y sin objeto sobrevive. Hay en esto como
una selección natural.
Sólo se acepta y subsiste aquello que tiene un
papel, una función en la vida colectiva.
Lograda esta incorporación vital de los elementos constitutivos de la cultura popular, carece de objeto conservar celosamente el recuerdo de la paternidad de cada uno.
Autores de poesías o relatos, compositores de canciones, inventores de
técnicas, innovadores de cualquier especie, pagan con la muerte de
sus nombres la eterna vida en la memoria popular. Allí no se admiten
soberbias personales, y todo permanece anónimo, librado a la viabilidad
de sus valores auténticos".
El pueblo y su cultura en la doctrina folklórica
"Elabora el pueblo su típica cultura con lento ritmo de
siglos . . . Los modos de transmisión de sus elementos culturales no son
la escritura y el libro, sino la palabra y el ejemplo. El pueblo sabe lo
que ha oído en su casa y en su aldea, a los ancianos y a los amigos; el
pueblo hace como ha visto hacer en el rancho y en el campo, en los
caminos de su tierra apampada, en las picadas de sus montes o en los
senderos de sus cerros tutelares. Lo que el pueblo transmite de boca
en boca y de generación en generación, cuanto se elabora y se imita
en su seno, debe estar encarnado en su vida, tener una profunda raíz
para existir.
Nada superfluo y sin objeto sobrevive. Hay en esto como
una selección natural.
Sólo se acepta y subsiste aquello que tiene un
papel, una función en la vida colectiva.
Lograda esta incorporación vital de los elementos constitutivos de la cultura popular, carece de objeto conservar celosamente el recuerdo de la paternidad de cada uno.
Autores de poesías o relatos, compositores de canciones, inventores de
técnicas, innovadores de cualquier especie, pagan con la muerte de
sus nombres la eterna vida en la memoria popular. Allí no se admiten
soberbias personales, y todo permanece anónimo, librado a la viabilidad
de sus valores auténticos".
Comentarios
Publicar un comentario